El concepto de explante se
refiere a cualquier parte vegetal que ha sido separada de la planta, que puede
ser un tejido (fragmentos de hojas, tallos, raíces, pétalos, etc.), un órgano
(semillas, anteras, ovarios, botones florales, hojas y raíces completas, etc.),
estructuras como las anteras y los ovarios, o bien células individuales (como
en el caso de los protoplastos). Con excepción de los óvulos y el polen, los explantes
están constituidos por tejidos y/o células somáticos. El nombre “explante” es
una versión castellanizada del vocablo inglés “explant”; acuñado especialmente
para identificar a los tejidos vegetales cultivados in vitro y sin otro
significado. La selección del explante es un aspecto clave para tener éxito en
el cultivo de tejidos, ya que dependiendo de su ubicación en la planta, del
tipo de tejido que contiene, de su edad cronológica y fisiológica, de su
contenido endógeno de hormonas, entre otros, se comportará de una manera o de
otra.
La variación también puede ser
una consecuencia de quimerismo en el explanto original. Las quimeras son
mosaicos genéticos. Esto significa que dentro de una misma planta existen
células con diferente constitución genética, lo cual se debe a una serie de
cambios producidos durante el desarrollo en el ADN nuclear de ciertos tipos
celulares. Si estos tejidos se utilizan como explantos y sus células son
inducidas a dividirse y rediferenciarse, las diferentes líneas celulares
podrían entonces dar origen a plantas genéticamente diferentes. Por lo tanto,
la utilización de explantos con tejidos quiméricos preexistentes puede resultar
en una fuente extra de variación. Sin embargo, la recuperación de quimeras a
partir de explantos no quiméricos es un fenómeno frecuente que puede ocurrir a
partir de procesos organogénicos. La utilización de explantos con tejidos
organizados como esquejes radicales o caulinares sería una buena opción si es
necesario mantener estabilidad genética durante el cultivo in vitro. Sin
embargo, diferentes genotipos reaccionan de manera distinta, aún con explantos
«seguros». Parecería que el cultivo de meristemas aislados sería la mejor
opción para minimizar el riesgo de
variación somaclonal. Sin embargo, esto no debería tomarse como regla.
Utilizando técnicas moleculares fue posible detectar la ocurrencia de variación
en plantas de frutilla y paraíso obtenidas a partir de meristemas. El cultivo
de protoplastos parecería inducir, en ocasiones, inestabilidad genética, como
fue observado en papa y Nicotiana. Esto,
en ocasiones, ha sido asociado a los mayores tiempos en cultivo involucrados en
la regeneración de plantas a partir de explantos tan pequeños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario