El cultivo de tejidos –en su
acepción amplia– puede ser definido como un conjunto muy heterogéneo de
técnicas que presentan en común el hecho de que un explante (una parte separada
del vegetal que pueden ser protoplastos
– células desprovistas de pared celular– células, tejidos u órganos) se
cultiva asépticamente en un medio artificial de composición química definida y
se incuba en condiciones ambientales controladas. La imprecisión de esta
definición puede generar muchas polémicas, pero es actualmente aceptada.
Generalmente es común dividir las técnicas del cultivo de tejidos en dos
grandes grupos: a) cultivos en medios semisólidos y b) cultivos en medios
líquidos, los que a su vez pueden ser
agitados (mediante el empleo de agitadores de uso continuo) o estacionarios.
También es frecuente dividir al cultivo de tejidos atendiendo a los niveles de
complejidad en cultivo de órganos, cultivos celulares y cultivo de
protoplastos. Para el establecimiento de los cultivos utilizando cualquiera de
los sistemas es necesario tener en cuenta algunos aspectos generales comunes
relacionados con el explante, la asepsia, el
medio de cultivo y las condiciones de incubación
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