viernes, 16 de noviembre de 2012

3.3.2. CULTIVOS DE MERISTEMOS APICALES


En la yema apical se encuentra un grupo de células que conforman el meristemo apical (con un tamaño entre 0,01 y 0,3 mm). Es un tejido embrionario que tiene la capacidad de formar todos los tejidos de la planta y regenerar plantas completas. El cultivo de meristemos tiene numerosas aplicaciones. Una de las más importantes, es la obtención de plantas libres de virus, ya que esta pequeña zona de tejido generalmente no está afectada por estos patógenos vegetales. Otra aplicación es la multiplicación vegetal de enorme potencial: a partir de una yema apical, se pueden obtener 4 millones de claveles en un año. La técnica permite multiplicar especies de plantas con reproducción lenta o dificultosa (como las orquídeas), o acelerar la producción de plantas bianuales. 


La técnica del cultivo de meristemos consiste en la disección e incubación del meristemo apical de una planta en condiciones de asepsia. Se considera como meristemo en sentido estricto al domo meristemático del ápice o bien el domo meristemático con uno o dos primordios foliares. La dificultad del cultivo del meristemo aislado aconseja diseccionarlo y cultivarlo con al menos uno de los primordios foliares, con lo que también se obtienen buenos resultados. Así se obtienen «plantas libres de patógenos», pero atención, porque esta definición puede llevar a error, ya que la aplicación del sistema precisa de una serie de requisitos previos y posteriores. Lo primero consiste en la identificación y caracterización de los patógenos y la puesta a punto de técnicas de detección fiable, para que una vez aplicado el tratamiento de saneamiento se puedan realizar pruebas y analizar las plantas obtenidas (ensayo mediante métodos inmunológicos, injerto sobre especies marcadoras, microscopía electrónica) para verificar la total eliminación de determinados patógenos, pero cuidado, pueden existir otros patógenos cuya eliminación no se haya comprobado. 

Esto quizá se entienda mejor si aclaramos que la obtención de meristemos «limpios» es un proceso probabilístico, que no ocurre en el 100% de los casos, sino sólo en una alta proporción, por eso unos meristemos se obtienen libres de patógenos y otros no, y es necesario realizar tests de comprobación de los patógenos uno por uno, antes de certificar la planta como libre de patógenos. Una vez certificadas, estas plantas deben ser tratadas con esmero para impedir su reinfección por vectores o por malas prácticas higiénicas en su manipulación (Quak, 1977). Esta historia del cultivo de meristemos empezó allá por 1934, cuando White observó que un virus del tabaco se distribuía desigualmente a lo largo de la planta, y luego Limasset y Cornuet (1949) propusieron que el meristemo podría estar libre del virus. Esto llevó a Morel y Martin en 1952 a cultivar meristemos de dalias infestadas por virus y obtener plantas libres de dichos virus. Después de este trabajo y siendo muy claras las aplicaciones de este método en horticultura y fruticultura, se dedicaron muchos esfuerzos en este campo y hoy día es una técnica de aplicación rutinaria en multitud de especies (patata, fresa, ...). Luego surgieron las preguntas sobre el porqué de la distribución diferencial del virus en la planta y su ausencia en el meristemo. 

En una primera hipótesis se explicaría la ausencia de virus en el meristemo por problemas de transporte de los virus, así si estos se mueven por el sistema vascular de la planta, como los vasos no llegan al meristemo, el virus no podría alcanzarlo, e incluso si el virus fuera capaz de invadir o moverse de célula a célula, la velocidad de avance de los virus sería inferior a la de crecimiento del meristemo e impediría su invasión; otras hipótesis proponen una inhibición de la replicación de los virus en la zona meristemática debido a la alta tasa metabólica del meristemo y a la elevada concentración de reguladores en esa zona. Aunque el motivo de la ausencia de virus en el meristemo no está totalmente esclarecido, estas hipótesis o una conjunción de las mismas parecen ser bastante correctas. 

De todo esto se desprende sin mucho esfuerzo que el tamaño del meristemo es quizá el factor más crítico de esta técnica, y el éxito en el saneamiento es mayor cuanto más pequeño es el explanto (desde 0.05 mm a 0.2 mm de diámetro) el tamaño más usual de un meristemo con los dos Como ya se ha indicado es necesario ajustar el tamaño del explanto, es decir el número de primordios foliares que van a acompañar al meristemo para equilibrar el desarrollo del cultivo y conseguir un porcentaje de axenia óptimo. Es necesario indicar que los requerimientos de los medios de cultivo no son muy exigentes salvo si se cultiva el domo meristemático sin primordios foliares y sólo es necesario efectuar los habituales ajustes en el medio para cada especie. Otros factores que influyen en el éxito del tratamiento son la rapidez en el aislamiento del meristemo, para evitar la deshidratación de esa frágil estructura y la época del año en que se obtiene el explanto, siendo la influencia estacional muy fuerte en algunas especies (patata, clavel, etc). 
En la actualidad esta técnica se utiliza rutinariamente con especies ornamentales (begonias, claveles, geranios), con especies hortícolas (patata, fresa), especies leñosas (viña, eucalipto, manzano y cítricos), obteniéndose espectaculares mejoras de calidad de planta y de producción.

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