Las plantas transgénicas se cultivan desde 1996, y 15 años después se
siguen usando sin que hasta la fecha se hayan reportado efectos nocivos a la
salud humana o animal ni a la biodiversidad. Por el contrario, han permitido
reducir el uso de pesticidas lo que se ha traducido en un menor impacto en el
ambiente, a diferencia de lo que ha sucedido con la aplicación de productos
químicos, algunos de los cuales tienen efectos carcinógenos. El maíz y la
soya transgénicos se consumen en muchos países y cada vez es mayor el número de
hectáreas que se cultivan con plantas transgénicas.
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